martes, 17 de mayo de 2011

Cinco (sigo con los cuentos cortos esta semana, la que viene prometo que vuelven los artículos :) )

Eran las tres de la tarde y Francisco aún no se había levantado, todo por culpa de una noche bastante divertida.
De no haber sido por eso, hubiera llegado a tiempo a la tan esperada entrevista laboral. Aquella que esperaba hacía tanto tiempo, quizá por que siempre fue muy despistado o porque en el fondo realmente no le interesaba ese trabajo, quién sabe.
Era en vano siquiera levantarse a esa hora de todos modos. Se le partía la cabeza y lo único que quería era tomar agua y volver a la cama, no tanto por la resaca sino porque nunca había nada en la heladera excepto la eterna jarra con agua fresca de la canilla, las veces que se reprochó esto, ese tipo de detalles decían mucho de una casa, le había dicho alguien. Claro, ese alguién tenía un buen trabajo y se podía dar el lujo de tener muchas cosas además del agua. A Francisco le parecía exquisitamente epicúreo aquello y hasta lo encontraba divertido,una manera de hacer dieta, que obviamente no necesitaba, se convenció a través del tiempo que la heladera estaba como estaba por elección y no por fuerza, este pensamiento lo calmaba bastante.
Mientras estaba inmerso en esos pensamientos de repente recordó algo.....
Un papel que tenía en la billetera, en la parte donde van las fotos, como no tenía la foto de nadie la usaba para guardar papeles, por alguna razón recordaba ese papel y que se lo habían regalado. ¿Qué era? Estaba seguro que era algún tipo de apuesta que un par de amigos le habían regalado al hacer ellos mismos otros trámites, cuando lo oyeron quejarse de su mala suerte le obsequiaban uno de estos juegos de azar convencidos de que algo iba a cambiar y la suerte iba a volver.
Era un numero de Cinco de oro, que por supuesto nunca jugaba porque estaba convencido de su espantosa suerte, la noche anterior había sido el sorteo pero nunca pensó siquiera en verlo.
Solamente por curiosidad encendió la computadora para fijarse en los resultados y ahí estaban cual gotitas de lluvia los cinco números, saco el papel de su billetera, lo desdobló y empezó a compararlos, pantalla papel, papel pantalla, ERA INCREIBLE, todos coincidían.
Ahí recordó todo, las imágenes le cayeron como si fuera una película.Su suerte había cambiado.
Anoche había ido a festejar eso..... que era millonario.

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