jueves, 30 de septiembre de 2010

Crónica de una tarde lluviosa (en la busqueda de la torta frita capitalina)

1:00pm

Luego de un almuerzo bastante frugal, requeche de tartas cumpleañeras, y dadas las condiciones climatológicas, llueve como la mierda.
Se me ocurre algo tan uruguayo como apetitoso para estos dias.
COMER TORTA FRITA!
Asi comienza mi búsqueda culinaria.

1:20pm

Un compañero de trabajo, Luis, baja hasta su apartamento que queda cerca. Aprovechando este hecho le encomiendo la tarea de traerme de cualquier lugar donde vea una alguien fritando. Los ultimos dias me crucé como mínimo con dos tortafriteros por cuadra.

1:35 pm

Tocan timbre en la oficina,es Luis!


1:35:05 pm

Me engañó diciendome que era el "tortafritero", dice no haber encontrado ningún tipo de fritador en su trayecto. Pero destaca el hecho que vió a alguien con adminículos que parecian ser adecuados para la elaboracion del tan autóctono producto.
Asegura que queda cerca.

2:00pm

Espero hasta una hora mas tardía, ya que socialmente parece que está "mal visto" ingerir este alimento tan temprano. (Véase: "La etiqueta de comer tortas fritas" Editorial: LCDTM)

3:00pm
Sigo esperando.....

4:30pm

Parto en busca de la torta frita de la tarde. Luego de 15 minutos bajo lluvia y casi bajo amenaza de una septuagenaria que esperaba antes que yo, me hice de MI TORTA FRITA!
Algo salada pero en fin.
PRUEBA SUPERADA!

lunes, 27 de septiembre de 2010

Oda al analgesico (y por que no)

Oh, qué sería del mundo sin ellos
sin su cuasi milagroso efecto
sanadores silenciosos
de tan innumerables dolores.

Aún cuando sus efectos puedan ser placebos
a nadie le importa
ya que cual guerrero contra el dolor
aparecen siempre en nuestro socorro.

Oh analgésico amado,
que sales de tu cajita
y eres el mitigador de mis dolores,
no sé de cuantas maneras alabarte
para que sepas cuanto te aprecio.

Si pudiera hacerte mil odas
las haría aquí y ahora.
Por todas esos malestares
que te llevaste
cual ola de mar
lavando la orilla.

Mi Morfeo de los dolores
mi gladiador incansable,
mi trozo de alivio,
mi hálito de bienestar.

Eres todo eso
Y todo eso adoro,
cual néctar para la abeja,
eres tú para mi dolor.