martes, 20 de noviembre de 2018


 Nueve años y dos meses

Para muchos eso es mucho, para mí fue poquitísimo.
Alegrías, sustos y sobre todo mucho amor recíproco, a nuestra manera. 
El salto a la cama a las 3 de la mañana, la mordida del pie a las cinco. El sobresalto que terminaba con una risa porque no podía creer que fuera tan bandida esa gata.
Desayunar y saber que le tenía que darle de lo que fuera que estuviera comiendo para que ella lo aprobara.
Hoy 20 de noviembre del 2018 te fuiste y dejaste un vacío GIGANTE a pesar de que ya estabas tan flaquita, mientras escribo esto no puedo contener las lágrimas que te ganaste a puro amor incondicional y que sólo los que te quisimos entendimos.
Hoy entras a la inmortalidad desde nuestros recuerdos, que siempre te van a ver venir con un maullido firme pero tierno que siempre terminaba en un aterrizaje torpe arriba del lugar menos apropiado.
Gracias por tanto, por enseñarme a cuidar de un ser vivo, que no fuera yo. 
Por mostrarme que sin hablar también se puede decir te quiero con un cabezaso o quedándote dormida en mi regazo.
Gracias por hacerme reír de mis jornadas de estudio y trabajo cuando te acostabas exactamente en el lugar que tenía que usar.
Chau y hasta siempre bebé, te fuiste pero nos dejaste tus garritas marcadas en el alma a todos.