miércoles, 29 de diciembre de 2010

Correr en la rambla

Esta época es fantástica. Para qué se preguntaran. Bueno fantástica para posponer cosas que aparentan ser simples pero son los escollos de siempre.
De qué estoy hablando, del ejercicio físico y no me refiero del pulgar en el control remoto ni en el joystic, me refiero a salir a correr/caminar a la rambla, pagarse un gimnasio o cualquier otra actividad cuyo objetivo sea el mejoramiento físico.
Es así, llega el calor, a una le dan ganas de sacarse un poco la ropa y aparecen de la nada muchas cosas que el invierno venía tapando o las ropas holgadas disimulaban a la perfección.
Sí, vienen los días lindos y a todo el mundo se le ocurre salir a hacer footing, solamente por el hecho de decir "hoy salí a correr" con cara de haber ganado una medalla de oro en las olimpíadas. Lo cual genera el comentario del interlocutor "qué báaaaaaaarbaro", que te mira cual si fueras un atleta consumado y se siente culpable por NO haber hecho lo mismo, prometiéndose a sí mismo "mañana salgo", algo que ES SABIDO no va a pasar.
Y así pasan los días y cuando bajás a la rambla esta repleta de gente corriendo o caminando con sus caramañolitas, que van a durar lo que dure la euforia del deporte veraniego y tenés que ir esquivando gente que a su vez te hace pensar, "qué hago yo acá boludeando en vez de hacerme una corridita, no me haría nada mal". Pero después gana el "yo vago" y muere ese fugaz entusiasmo. Y como siempre terminás tomando una mirando el agua.

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